Supón que te llamas Eyvi 

            Eyvi ̶V̶i̶c̶t̶o̶r̶i̶a̶  Ágreda ̶G̶u̶e̶r̶r̶e̶r̶o̶

y que llevas el apellido de mi padre y del capitán de la selección peruana de fútbol

Pero tú estás muerta por designios y él está protegido por la FIFA, el Presidente de la República y la fe de treinta y dos millones ciento sesenta y dos mil ciento treinta y cuatro peruanxs  

Ahora supón que vives en una de las regiones más pobres del Perú

Cajamarca, por ejemplo

Y que en su corazón alberga la mina de oro más rica del mundo

Supón que admiras a Máxima y que aprendiste de ella su coraje y su amor por la poesía

Supón que ya no quieres vivir de la tierra que cultivan tus padres porque la tierra ya no es para quien la trabaja sino para quien la sufre

Supón que viajas a la capital porque no se puede vivir siempre en la pobreza del campo  y Lima no es lo que esperabas pero querías saber de tu vida de tu paso de tu peso de tu tristeza y de tu zapato                      Entonces te fuiste a mirar el mar  

Y el Pacífico se hundió irremediablemente en tus ojos

Y tus ojos sí tus ojos eran el mar      Ese poema que Lima siempre guarda para los ricos 


Supón que en una calle de esta ciudad virreinal te dijeron “sé mi novia” pero tú te negaste y enseguida ya solo eras una “cholita arrecha”

Supón que un día del mes de abril te subes a un bus de la línea 8 para regresar a casa como cualquier día desde hace cinco años y mil ochocientos veinticinco días con sus horas

Allí hay una mirada que te persigue una mirada que te acecha una mirada que te vigila una mirada que conoces bien

Ahora supón que leíste un poema de T. S. Eliot que hablaba de abril y que te recordó a tus padres allá en San Ignacio

Supón que lo llevabas en tu bolso porque te gustó mucho

Supón que hoy es 24 de abril que tienes 22 años y te subes al bus de la línea 8 San Juan de Lurigancho-Chorrillos otra vez y como siempre desde hace cinco años y mil ochocientos veinticinco días con sus horas


Supón que estás cansada por un día de estudio y trabajo de trabajo y estudio y te quedas dormida con el poema de Eliot en tu regazo

Supón que esa mirada que te pareció familiar está detrás de ti y lleva una botella de yogurt en la mano

Supón que te despierta un ardor frío y que te ahoga la brillantez el olor de los restos de un yogurt con gasolina

Supón que al abrir los ojos la gente está gritando y tú estás ardiendo y es la noche más umbría de mi corazón

Entonces te veo por primera vez a través de la imagen borrosa de un celular

Tu silueta se descubre poco a poco detrás del vaho de un polvillo blanco y las redes se encienden y el periodismo condena y los políticos asienten y las cámaras de videovigilancia de aquel distrito de clase media por donde te incendiaron se muestran en todo el territorio nacional

(Tu acosador dice que si cometió esta “locura” fue porque lo utilizaste pero la verdad -aquí entre tú y yo hermana- es que lo castraste por un miserable plato de lentejas y gemidos falsos en la cama como escribió la osada poeta María Emilia Cornejo hace casi cuarenta y cinco años)


Y tú una muchachita de 22 años una muchachita como cualquiera de nosotras que camina por las calles de una ciudad feroz empezó a llenar las primeras planas de los diarios con sus fotografías por uno dos tres veinte treinta treinta y tres treinta y ocho días

Tú que hasta entonces no existías sino para tu persecutor


Y ahora estás en una camilla del Seguro Social

Allí donde mi madre agonizó y tu hermana agonizó y tu abuela agonizó y tu hija agonizó y tu novia agonizó hace más de un año bajo la crueldad de sus cuidadores

Allí donde todas salimos enfermas de rabia de hiel y de país

Allí te desnudan te hacen una traqueotomía te inyectan te inducen al sueño

Y en tu sueño el mar y los Andes están hermanados en una cicatriz en una hondura intensa que solo tú puedes tocar Eyvi hermana

Y en la cima está Máxima y canta y las lagunas se levantan como madres buenas que te cobijan y te abrazan


Ahora bien supón que esa mirada de horror en la línea 8 era la mirada de tu asesino

Supón que ardes porque tu asesino dijo amarte porque dijo que eras demasiado hermosa y que tu belleza merecía un escarmiento

Supón que eres solo un número más en la estadística de este país

Supón que tu cuerpo tuvo que ser sometido a 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10 intervenciones

Supón que un día abriste los ojos y dijiste “Quiero ir a casa” pero tu cuerpo tu cuerpo ya no soportó


Y nuestras mejillas se llenaron de lágrimas y nuestras lágrimas nos herían

-Ni un minuto de silencio-

Y caían caían caían como gotas de sangre

-Ni un minuto de silencio-

Y fuimos tu rostro tus mejillas la profundidad de tu ultraje

-Ni un minuto de silencio-

Y fuimos tu grito tu miedo tu mar tus ojos

-Ni un minuto de silencio-

Fuimos una sola y ya no no teníamos tiempo para el silencio ni para el luto ni para la piedad


Con todo imagina que los políticos de este país de tu país y del mío aborrecen las palabras “igualdad” “mujeres” “género” “feminicidio”

Que gastan ochenta y cuatro mil soles en flores importadas pero seguramente ningún ramo llegó a tu velorio

Que tienen policías que les cuidan las espaldas Policía que tú no tuviste porque para el Estado solo somos mano de obra barata y si denuncias te marcan con su media sonrisa y si no denuncias igual te matan

Supón entonces que el presidente de este país de tu país y del mío habla de designios de la vida en lugar de condenar a los políticos corruptos los lobbies de las transnacionales el racismo la homofobia el machismo el acoso la violencia en tu contra hermana


Pero tú ya lo sabías

A ti te condenaron antes

Antes incluso de que nacieras

Te condenaron desde tu precariedad

Te condenaron desde tu anhelo

Te condenaron a ser siempre mujer a ser siempre sumisa a ser siempre pobre


Y tú tú no

Tú te alzaste porque amabas la vida


Ahora supón que te llamas Eyvi

Eyvi Victoria Ágreda Guerrero

Y que te levantas de esa camilla

Porque tu amor y mi amor no son poca cosa

Y que tomas el bus con nosotras el 1 de junio del 2018


Tu cuerpo, tu arma, compañera